miércoles, 20 de junio de 2012

HANAN KAY UKU PACHA


UKY PACHA

En la Mitología inca a Uku Pacha se le definía como el mundo de abajo, que era el mundo de los muertos, de los no natos y de todo aquello que se encontraba bajo la superficie terrestre o acuática. Se consideraba a las fuentes (en quechua, pukyu), cuevas y toda abertura de la corteza terrestre como vía de comunicación entre el Uku Pacha y el Kay Pacha.

El mundo aparecía compuesto por cuatro planos, Hakaq Pacha (mundo del más allá), Hanan Pacha (el mundo de arriba), Kay Pacha (el mundo de aquí) y Uku Pacha. En lengua quechua, pacha significaba a la vez tiempo y espacio. La representación animal del Uku Pacha era representado por una serpiente gigante o serpiente amaru.





 KAY PACHA


En la mitología Inca a Kay Pacha se le definía como el mundo terrenal donde los seres humanos se desenvolvían en sus vidas.
El mundo aparecía compuesto por cuatro planos, Hakaq Pacha (el mundo del más allá), Hanan Pacha (el mundo de arriba), Kay Pacha (el mundo de aquí) y Uku Pacha o el mundo inferior, de los muertos y también de los no natos. En lengua quechua, pacha significa, a la vez, tiempo y espacio. La representación animal del Kay Pacha era representado por un puma.






Para la conciencia mítica, según Vladímir Toporov (Toporov, Ivanov, Meletinski y otros 2002: 178), uno de los especialistas de la Escuela Tartu-Moscú, “el espacio está animado, espiritualizado, y es cualitativamente heterogéneo. No es abstracto ni vacío y no precede a las cosas que lo llenan sino que, a la inversa, está constituido por ellas. Siempre está lleno y siempre por cosas; al margen de las cosas no existe”.
Para Iuri Lotman (1969: 98), la construcción del orden del mundo está concebida sobre la base de una estructura espacial que organiza todos los otros niveles de ella. Dicho de otra manera, un modelo es, ante todo y sobre todo, espacio y puede ser descrito en términos espaciales. En el caso del modelo arcaico del mundo, en la cultura quechua es esencial caracterizar espacialmente el modelo mitopoético porque son las concepciones espaciales las que lo conforman y cosmologizan las partes más importantes del universo (Almeida, 2009).
En el espacio ancestral mitológico, se representa al mundo en dos tipos de esquemas: el vertical y el horizontal. El esquema vertical tiene como referente el significado del número tres, está ordenado sintagmáticamente de arriba-abajo, en una sucesión, en un único plano temporal. El esquema vertical del modelo mitopoético quechua se componía del mundo de arriba o Hanan Pacha, el ‘Cielo’, el mundo de Aquí o Kay Pacha, la ‘Tierra’ y el Uku Pacha, el mundo de abajo, en lo que se evidencia la lógica de lo concreto.
En la pechera bordada de un danzante de Pujilí (Provincia de Cotopaxi, Ecuador), se representan los tres niveles del cosmos quechua: el Hanan Pacha, o supramundo, donde se ubican los astros y los pájaros; el Kay Pacha, la tierra con sus cuatro rumbos y el Uku Pacha, o inframundo, donde reina el caos con sus formas difusas, lo que desde la complejidad y la transdisciplina debe pensarse como un continuum.




En la imagen están presentes los tres niveles, empezando la lectura de arriba hacia abajo en el eje vertical (este esquema espacial constituye un universal de la cultura):
Hanan pacha: Supramundo (estrellas y pájaros)
Kay pacha: Mundo terrestre (en el cual se superponen el círculo y el cuadrado: indicando los cuatro rumbos del universo)
Uku pacha: Inframundo (presencia del caos, del agua, de la vegetación suelta, lo oscuro)
Los tres mundos se hallaban comunicados a partir de la base semántica del mundo terrestre, ‘kay pacha’. La división vertical del mundo determinaba, además, el reparto de los seres. Un relato mítico recogido por Valcárcel en su Historia del Perú Antiguo (1964), muestra en imágenes-sentido la representación vertical del universo:
dos grandes serpientes se encargaban de unir los mundos, salían de abajo, natural guarida de los ofidios, para pasar este mundo terrestre, una reptante en forma de un gran río, bajo el nombre de Yaku Mama, o, madre de las aguas; la otra caminando verticalmente , dotada de dos cabezas, una inferior que absorbe los bichos de la superficie, otra superior que se alimenta de insectos y volátiles, apenas se mueve y tiene el aspecto de un árbol seco , es la Sacha Mama, o la madre de la vegetación. Pasan después al mundo de arriba, donde la Yacu Mama se convierte en el Rayo o Illapa y la Sacha Mama en el Arcoiris o Koychi (Válcarcel 1964: 85).
El segundo esquema, el horizontal, el cual también se rige por la lógica de lo concreto, está definido por dos coordenadas: de izquierda a derecha y de adelante hacia atrás, dando la forma de un cuadrado y está relacionado con el número cuatro que es isomorfo con los cuatro horizontes. Es importante mencionar que los cuatro rumbos son universales espacio-temporales, que constituyen un cronotopo complejo que es necesario saber traducir para otras culturas (Torop 2000, 2002, 2003).
En efecto, el cuadrado fue un símbolo poético de extraordinaria trascendencia en la cultura quechua por la serie de configuraciones y contribuciones que permite esta forma geométrica, que se relaciona lógicamente con el trapecio (variante del cuadrado), con el rectángulo, con el círculo, con el número cuatro. El cuadrado modelizó el mundo y reunió los principales parámetros del cosmos. Como se puede encontrar en la citada Historia del Antiguo Perú (Valcárcel 1964), muchos objetos eran isomorfos en relación al cosmos y repetían la forma cuadrada del esquema del mundo: tenían la forma cuadrada los espacios donde habitaban hombres o dioses (cancha), las piedras cortadas y pulidas con las que se levantaban las murallas de los templos y palacios, las plazas, la traza urbana, la figura que encerraba los símbolos divinos en los tukapus, tejidos reales, la cuna de los recién nacidos. El cuadrado transmitía la imagen de una estructura idealmente estable, lo que se enfatiza en el nombre del estado incásico que se llamó Tahuantin Suyo, que abarca los cuatro rumbos universales, las cuatro orientaciones, las cuatro edades del mundo. El sentido del conjunto de cuatro componentes se extendió a otras esferas: con el cuatro se simbolizaban las tribus que conformaron la confederación de los hermanos Ayar; con el cuadrado se clasificaban las clases sociales; se lo utilizaba en el ritual de juramento llevándose cuatro dedos a la boca. Y hasta una divinidad, hijo del dios Wira Kocha, recibió el nombre de Tawa Kapak o Señor del Cuadrado (Almeida 2009).

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